Las empresas se apoyan en la tecnología para el retorno a la oficina

En los planes de retorno escalonado a las sedes físicas, las empresas se han visto en la necesidad de combinar el trabajo presencial y el remoto para ir implementado las medidas de seguridad y de protección correspondientes. En este sentido, el acceso a determinadas soluciones tecnológicas está desarrollando un papel determinante para garantizar el cumplimiento de las normativas vigentes.

Adaptación de las instalaciones

Entre estas medidas, la adaptación de las instalaciones es el primer paso. La disposición de cámaras de temperatura en el acceso a los edificios, papeleras inteligentes que no requieren de contacto físico, así como robots limpiadores de desinfección, son algunas de las soluciones que las empresas pueden implementar. Asimismo, existen una serie de soluciones tecnológicas que pueden complementar las anteriores, como el acceso por reconocimiento facial, la instalación de sensores de control de aforo, la posibilidad del control por voz de los ascensores, así como dispensadores de gel sin contacto basados en IoT o cabinas de desinfección para EPI.

Gestión del aforo

El control del aforo es una de las medidas que permitirá cumplir con la normativa de la distancia mínima establecida. Existen aplicaciones móviles que permiten al empleado reservar previamente su puesto en la oficina; de esta manera, la compañía puede limitar y gestionar el aforo de una forma efectiva. Además, estas apps pueden disponer de funciones adicionales como el control de acceso a la oficina e informar al trabajador el sitio que se le ha asignado y el recorrido que debe realizar. Otra posibilidad para efectuar este control es mediante sensores que previamente estuviesen instalados para otro uso, como por ejemplo el de gestionar el ahorro energético al poder identificar cuando un puesto de trabajo está ocupado.

Control de temperatura y rastreo de contagios

Uno de los puntos que generan una mayor controversia es el control de temperatura previo al acceso a las instalaciones al no haber un criterio establecido por las autoridades sanitarias competentes. Asimismo, el rastreo de contagios también conlleva cierta reticencia al desconocer el uso de los datos y cómo se gestionaría la privacidad de los empleados.